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"Un Hito en la historia del Periodismo Argentino"

El 1 de octubre de 1970, León Bouché recibe esta carta del prestigioso periodista de esa época Soler Cañaz:

 

Caro Bouché:

 

Protocolizo aquí mi esperanza de que no pase demasiado tiempo antes de que sus memorias pasen al papel impreso, en forma de volumen, y si por equis razones no pueden publicar se a sí, que las haga conocer aunque sea fragmentariamente en folleto o en revistas. Pero que no se pierdan. Usted ha vivido largamente el periodismo argentino, conoce bien a la gente que lo hizo y que lo hace, y siempre he creído que hay que repostar del anonimato a los que valen. Fíjese que hay dos o tra o cuatro historias de nuestro periodismo: puro títulos de diarios y, a lo sumo, mención de los directores, de los secretarios de redacción, de los noteros, de los que cinchaban para ofrecer un diario caliente y con primicias, de los que le daban brillo con sus críticas, minga, como decimos los porteños lunfardizantes; de las revistas, idem. De “El Hogar” dirán un día que lo hacía un tal Mr. Haynes, que todos sabemos que no era periodista sino un comerciante a quién se le ocurrió comprar “El Consejero del Hogar”, y que lo fue en sus orígenes. Todo esto viene  a cuenta  de su conferencia en La Plata que fue una parte de sus memorias, según usted, me dijo el otro día; me alegró mucho esa defensa que usted hace, con calor y con justicia( y justeza) del periodista como escritor. Siempre he sostenido que el periodista es primordialmente un escritor (aunque ya sabemos que hay algunos, en el gremio que no saben ni firmar) . En un artículo mío de “El Mundo”, hace años, esclarecí eso y recordé que el periodista, como decía Cabello y Mesa, no era ni es, otra cosa que un “escritor periódico”, que escribe todos los días , o todas las semanas, o todos los meses.

 

Y hace no mucho, presentando en una galería céntrica un libro de nuestro compañero de “Clarín”, Jorge Larroca, lo califiqué de entrada como escritor, aclarando que no otra cosa era y es, al fin y al cabo, un periodista. Lo repito donde y cuando viene a cuento y ahora me gustó enormemente que usted lo dijera con toda su autoridad, ejemplificando magistralmente y además -adelantándose a objeciones- poniendo las cosas en su lugar, hasta un poco urticantemente, pero con mucha oportunidad, al afirmar que si no todos los periodistas no son Rodó ni Martí, tampoco todos los escritores son Góngora o Unamuno.

 

No quiero felicitarlo, porque una felicitación parece algo convencional  pero le estrcho las manos calurosamente y le reitero que no deje dormir sus memorias, e incluso “fabricar tiempo para seguir escribiéndolas. Nada más.”

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